Cuando amaneció ya era bastante la luz que había,
brillaba el sol en sus piernas, traspasaba, con ironía
lo fría que estaba la cama,
lo sola que se sentía.
No había sido una buena noche, mucho Tilo y sequía,
pasaron unas lágrimas varias veces, rosando suave su mejilla.
Últimamente hay mucho silencio que se expande y la mira
no hay día que no se lo recuerde,
no hay día que no se lo diga.
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